Me enseñaste a decir te amo con el corazón, a no explicar los motivos de mi llanto. Me enseñaste que después de cada tormenta el sol me está esperando. Me enseñaste a sonreir sin motivos y a darte la mano sin que me lo pidas. A quererte como sos, con tus vueltas y tus idas. Me enseñaste a no taparme en invierno porque con tu abrazo el frio no se siente. Que la verdad siempre es mejor, que al que se ama no se le miente. A saber pararme frente al mundo, y a sentirme fuerte, a no desesperarme cada vez que algo me duele. Me enseñaste a no secarme las lágrimas porque prometiste que de eso te encargarás vos, que no hay mal que dure cien años y que si dura tanto, estarás vos a mi lado. A escuchar una canción y pensar en nuestros momentos, a entregarte el alma, el cuerpo y la vida, en cada beso. Me enseñaste lo más importante, me miraste y me elegiste y juraste jamás soltarme.